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El juego es una luz de esperanza

El juego es una luz de esperanza


En el municipio de Sololá vive doña Marta y don José, quienes tienen dos hijas y dos hijos. Francisco y Elia son los más pequeños de la casa y como dice doña Marta los más consentidos por su abuelo y abuela. Doña Marta comenta que con su primera hija e hijo no logró jugar ya que se ocupaba más con las tareas de la casa. Así mismo, su esposo, don José tampoco lo hacía ya que siempre se encontraba ocupado en actividades en pro de la comunidad.

Cuando doña Marta y don José comenzaron a participar en el proyecto obtuvieron ideas de como jugar con sus hijas e hijos al escuchar los programas a través de perifoneo o ver los videos que les mandaban por WhatsApp.

A través del conocimiento que estaba adquiriendo Doña Marta, empezó a comunicarse con Elia, su hija de un año, hablándole, mostrándole las partes de su cuerpo y respondiéndole cuando ella le habla. Ahora Elia reconoce las partes del cuerpo y sabe mostrarlas.

También dedica al menos 10 o 15 minutos al día para jugar con sus hijas e hijos, lo que más les encanta es hacer torres con latas, jugar al escondite y a los columpios; ella siente mucha alegría ya que puede contarles historias y hablarles de la naturaleza. Existe una historia que les encantó, esta es sobre la “Abuela luna”, ahora esperan cada vez que hay luna llena para ver si esta es de color rojo y si es así deben tocar ollas o sartenes para despertarla.

Doña Marta también motiva a su esposo para que juegue con sus hijas e hijos, también le ha pedido que pueda compartir este testimonio con sus compañeros del COCODE ya que se ha dado cuenta que el juego también es una manera de aprender. Ha notado que se han vuelto más sociables y curiosos y ella dice que “el juego se ha convertido en una luz de esperanza” que atrae cosas positivas para su familia.